jueves, 28 de enero de 2010

Pequeña disertación sobre la amistad (Carlos Ruiz)

Los que siempre están.

A lo largo de la vida nos cruzamos con mucha gente y con algunos trabamos una amistad que parece que nunca se va a terminar.

Son como los noviazgos, por aquella necesidad de estar en contacto casi a diario.

Con los que compartimos cada momento, a veces hasta las vacaciones.

Pero esa necesidad de estar siempre en contacto un día comienza a apagarse y sin que nunca sepamos bien por que.

Otras veces por distintos motivos comenzamos a estar menos tiempo en contacto sin que esto signifique que nos hayamos peleado.

Muchas veces esto es producto de las distintas actividades que tenemos, otras por que la vida nos comienza a llevar por distintos caminos, otras actividades o quien sabe que.

Cuando somos adolescentes (perdón, no se por que no tengo muchos recuerdos de amigos de la infancia, y ahora que lo estoy escribiendo recién me doy cuenta ¿por que será) nos parece que esos amigos van a ser para toda la vida, y que nunca nos vamos a separar.

Estamos esperando volver del colegio ó del trabajo para estar con ellos, jugar a la pelota, ir a bañarnos al canal ó al río, o pasar larguísimas horas sentado en la esquina hablando por lo general de los dos temas que mas nos llenan la cabeza: futbol y mujeres.

Luego (por lo menos lo que a mi me paso) la vida nos comienza a distanciar, por los estudios, por el trabajo, por las novias (de los otros) ó por que alguno simplemente se casó.

Luego vienen las amistades que comenzamos a forjar en el trabajo, ó ya de casados en el barrio, con los que por general tenemos intereses más o menos parecidos (los podemos llamar hijos).

Creo que estos, los que conseguimos ya de grande (por lo menos en que a mi respecta) son los que mas nos perduran, aunque a veces estemos separados incluso por largas distancias.

Me ha pasado que después de mucho tiempo me he encontrado con aquellos viejos amigos de la juventud (¡¡que viejo choto, hablando de la juventud!!) y siempre es una alegría verlos y poder conversar, pero la cosa ya no es la misma.

¿Será por aquello de que la amistad es como la Sopa? Que no hay que dejarla que se enfríe. Puede ser, aunque no siempre creo que sea por eso.

De todas maneras creo que a los amigos hay que dividirlos en dos segmentos bien diferenciados.

Están aquellos que son solo amigos nuestros y los que son amigos nuestros y de la familia.

De todas maneras esta división no significa a veces que seamos más ó menos amigos de unos que de otros.

Por lo general los que son amigos también de la familia son los cuales y por razones obvias con los que estamos más en contacto (ya sea que estén al lado de nuestra casa o a 800 kilometros)

En mi caso en particular dentro de los que solos son amigos míos tengo algunos con los que conocemos desde hace mas de treinta años, y que incluso a veces ha pasado mucho tiempo sin que nos viéramos, pero que siempre los sentimos cerca.

Dentro de este último grupo va una mención especial a ese grupo que periódicamente se junta a comer, ya sea todas las semanas o una vez al mes.

En mi caso tenemos un grupo de amigos que ya hace casi unos quince años se junta todos los martes (salvo que sea feriado ó que se haya muerto alguien) a compartir un asado y donde abundan las risas y muchísimas veces las discusiones subidas de tono y que algún ocasional oyente puede tener incluso ganas de llamar a la policía, pero que son solo eso discusiones, que a los pocos minutos dejan paso a las carcajadas como si nunca hubiéramos intercambiado una opinión a grito pelado.

Por supuesto y casi generalmente no nos volvemos a ver hasta la próxima semana.

Son también son aquellos con los que compartimos las ocasionales salidas a pescar alguna vez al año (por lo general siempre llevamos una ó dos cañas para justificar la salida y abundante líquido para no morir deshidratados).

Y aunque son los amigos de los asados estamos esperando con ansia que llegue el martes para compartir otro momento.

Y después están aquellos amigos del alma, esos con los que no necesitamos ni siquiera estar en contacto durante un cierto tiempo.

Esos a los que pesar del tiempo y la distancia, que no siempre se mide en kilómetros por que a veces están solo a unas cuadras, siempre los sentimos cerca.

Esos son los que siempre están.

Aquellos con los que hemos logrado construir algo más que una amistad, que son casi nuestras almas gemelas.

Todos son valiosos, pero creo que estos son imprescindibles.

¿Podríamos vivir sin amigos? Creo que no.

A todos ellos gracias por los momentos compartidos.

(Para mis amigos del alma: Poly, Marcelo, Miriam)

Y para una de las mejores personas que conocí en mi vida, nuestra querida Silvia.

2 comentarios:

  1. me dejo sin palabras amigo y con una lagrima

    corriendo por mi mejilla ...

    como dijo la poeta , gracias a la vida

    que me ha dado tanto ...

    un gran abrazo .. Marcelo

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  2. ...estoy segura que si volviera a nacer, sería tu amiga y asi...eternamente! aquí estaré y se que vos también estarás, por eso "te quiero mi amigo del alma". Un abrazo de oso y un beso con sabor a caramelo desde aqui...Miriam

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