lunes, 21 de diciembre de 2009

SALUD ( Dinero y Amor )

Para todos los amigos, para aquellos que siempre estuvieron,para los que siguen,
para los que pasaron, para los que estan cerca, para los que estan lejos , un brindis de corazón y que el 2010 sea de la REPUTA MADRE para todos ( Carlos Ruiz )

Brindo por las mujeres que derrochan simpatía,
brindo por los que vuelven con las luces de otro día
brindo porque recuerdo tu cuerpo, pero olvidé tu cara,
brindo por lo que tuve porque ya no tengo nada...
Brindo por el momento en que tu y yo nos conocimos
y por los corazones que se han roto en el camino.
brindo por el recuerdo y también por el olvido
brindo porque esta noche un amigo paga el vino...
Porque la vida es dura por el fin de la amargura,
brindo porque me olvido los motivos porque brindo.
brindo con lo que sea que caiga hoy en el vaso,
brindo por la victoria, por el empate y por el fracaso...
Brindo por seguir queriéndote toda la vida,
casi esta lleno el vaso con la sangre de otra herida.
brindo con emoción pero también brindo con frialdad,
que la salud no falte a toda la humanidad...
desde un rincón del mundo... brindo contigo...
Caiga quien caiga brindo sobre la luz de una vela,
toda la noche brindo y que la mañana venga.
no es un momento triste, ya que brindo con amigos,
brindo por el futuro con la noche de testigo...
si alguna vez no brindo siquiera por tonterías,
brindaré con silencio por la fortuna perdida.
brindaré muy en serio por una vez en la vida,
brindo hasta la cirrosis por la vacuna del sida...
desde un rincón del mundo...brindo contigo...salud!

Los Rodriguez

jueves, 17 de diciembre de 2009

Leonardo Fabio ó recuerdos de la niñez (Carlos Ruiz )

O quizás simplemente te regale una rosa……

La canción de Fabio comenzó a salir del parlante de la compu y la cabeza me hizo un click.

Fue volver a recordar cosas de la infancia, olores, colores.

Un día de fina llovizna a orillas del Nahuel Huapi.

El primer cigarrillo abajo del viejo muelle, la primera salida a una confitería (jamás me voy a olvidar de ese primer submarino calentito con un sanguche de fiambre)

Miles de imágenes se me vienen a la cabeza.

Es increíble como una simple canción nos puede transportar hacia atrás.

Pero quizás lo más increíble es que no solo recordamos imágenes, si no también aromas.

Mi tristeza es mía y nada mas, mi tristeza es mía y solo está………(Fabio sigue cantando con ese tan particular estilo que parece mas que estuviera hablando que cantando)

Era a fines de la década del 60 ( ¡ La puta que viejo estoy ¡ ) y Leonardo Fabio era uno de los íconos musicales de aquel momento y las pocas radios AM ( todavía ni siquiera sabíamos de la existencia de las FM ) que había en la región pasaban uno tras otro sus temas pegadizos y poco o nada nos importaba su calidad musical.

Después de muchos años mi mama había logrado juntar unos pesos para pagarme el pasaje para que volviera por unos días a Bariloche.

Para mí era como un mundo nuevo y mis ojos se asombraban ante aquellas imágenes ya casi olvidadas.

Cuando me marché con mi mamá tenía escasos cuatro años por lo tanto mis recuerdos eran muy escasos.

En el camino quedaron aquellos primeros años en el campo (¿1 ó 2? no me acuerdo), un lugar donde a pesar de la soledad y la escasez de cosas que hoy para cualquier niño de la ciudad son básicas, recuerdo con cariño.

Recuerdo aquellas, para mí osadas aventuras, en horas de la siesta por entre medio de los jarillales cazando lagartijas, corriendo tontamente a las liebres que parecía que me hacían burla ante mi escasa velocidad, ó intentando ayudar a las pequeñas hormigas negras a llevar su pesada carga ( las muy tontas se ve que nunca apreciaron mi ayuda, por que en cuanto les sacaba el palito para acercarlo a la boca del hormiguero, huían espantadas, y por más que yo prácticamente se los volvía a poner en sus tenazas ellas desechaban mi ayuda)

Recuerdo aquel pobre caballo que cayó al jagüel y que hubo que sacrificar por que el Pancho y algunos de mis tíos no lograron sacarlo del fondo.

Recuerdo a mi pequeño perro Corbata que me hacía el aguante cuando corría a los ñandúes que se acercaban a la caza (que boludo, pensaba que las podía agarrar)

Recuerdo el nacimiento de mi hermana en la casa de mi abuela materna en un luminoso día de junio y recuerdo escuchar desde la pequeña ramada sus primeros llantos.

Recuerdo que después de eso el Pancho y la Lola viajaron a la ciudad con Marita por que no le podían curar un rebelde salpullido que le salía en todo su cuerpito.

Y por sobre todo recuerdo todos los días mirar desde lo alto aquel camino interminable que se veía a lo lejos, esperando ver si paraba el colectivo donde vendría mi mamá.

Y un día volvieron, y junto con ellos vino una larga tira de caramelos duros que me negaba a compartir con los demás de la casa.

Tantas cosas pasaron….

Luego vino nuestra apurada casi huida hacia la ciudad, y vuelta a comenzar.

Nueva gente y un nuevo mundo para mi desconocido.

Y algunas cosas casi increíbles para mí como la luz eléctrica y las verdes chacras donde trabajaron mis padres cosechando uva.

Y en esa misma chacra escuché por primera vez que a la ciudad venía un circo.

Y mis preguntas a todo el mundo de que se trataba, de cómo eran esos fantásticos animales que me decían que traía.

Y la espera interminable a orillas de la ruta 22 encima del sifón de la acequia esperando verlo llegar (me habían dicho que veía desde el lado de Neuquén y creo que me agarró torticolis estirando el cogote).

Luego otra vez el campo, y el nacimiento en ese viaje de mi hermano, y los días que nos tuvimos que quedar solitos con mi pequeña hermana con gente desconocida hasta que nos logramos juntar con el Pancho, la Lola y ese pequeño bulto que no paraba de llorar.

Y nuestra lucha denodada para cuidarlo de los celos y las pequeñas uñas de Marita.

En ese mismo campo donde me perdí y anduve todo el día a caballo buscando el camino de regreso a la casa.

El caballo era muy alto y si me bajaba no me podía volver a subir, así que cuando tenía ganas de orinar, me paraba arriba del anca y desde allí me hacía el artista dibujando con el orín (por supuesto que antes de que se pusiera el sol encontré el camino de regreso)

Luego otra vez la vuelta a la ciudad y el comienzo de la escuela primaria con siete años ya cumplidos (esa es otra parte que en algún momento seguramente voy a trasladar al papel o a la compu)

Muchas cosas pasaron en esa infancia en la que la pobreza no fue un impedimento para recordarla con cariño.

En fin, recuerdos, recuerdos y más recuerdos ( ¿cosas de viejo? )

¿Dónde había empezado? Ah, si en Leonardo Fabio y el recuerdo de Bariloche a fines de los sesenta.

Fueron unas dos semanas, pero fueron tan inolvidables que la voz de Fabio me las trajo otra vez a la memoria.

Carlos Ruiz

viernes, 4 de diciembre de 2009

¿Esta es la vida que vos querías? (Carlos Ruiz )

¿Esta es la vida que vos querías?

A la mierda, que pregunta.

¿Y ahora? ¿Que nombre le ponemos al nene?

Eran casi las nueve de la noche y estábamos saliendo de Zapala.

Esa mañana habíamos arrancado bien temprano y fuimos a San Martín de los Andes a trabajar y a la vuelta pasamos por Zapala a visitar unos clientes, así que entre mate y mate cuando volvíamos salió esta conversación.

Facundo no es de hablar mucho, pero como todo aquel que no habla mucho, por lo general cuando habla dice cosas, o sea, no habla por hablar, y en esos largos viajes que hemos hecho solos, nos a servido a veces para desnudarnos el alma.

En ese momento no estoy muy seguro de lo que le contesté era verdaderamente como yo lo sentía, pero la pregunta me fue dando vueltas en la cabecita, y la verdad que después de pensarlo un tiempo, llegué a la conclusión de la respuesta que le dí en ese momento era mas o menos la correcta.

¿Esta es la vida que yo quería? La verdad que hace años que me deje de cuestionar mis fracasos y de vanagloriarme de mis logros.

¿Que es fracasar en la vida? ¿Qué es triunfar? ¿Cómo se miden?

¿Por el dinero? ¿Por los amigos? ¿Por los hijos? ¿Por la ambición? ¿Por el amor?

La verdad es que no lo sé, pero si hay algo que siempre tuve claro es que nunca medí las cosas por el dinero.

Aquello de cuanto tengo, cuanto valgo, nunca fue algo válido para mí.

Y por supuesto que esto no lo digo para auto convencerme que por que fui un “seco” toda la vida, tenía que decir que el dinero era lo de menos para sentirme menos fracasado.

A lo largo de mi vida tuve la oportunidad de conocer mucha gente, y por supuesto de las que mas me acuerdo son aquellas que me fueron dejando algo, aunque sea pequeñito, pero también me acuerdo de aquellas que siempre pensaron que en la vida el dinero era todo.

¡Que lo parió, la guita que tiene ese chabón! Esta frase con tono de admiración la escuche miles de veces, como si fuera un elogio, y capaz que el tipo la guita la heredó ó la hizo cagando gente, o quizás no, a lo mejor se rompió el culo trabajando, pero que la admiración fuera por el dinero y no por los logros siempre me pareció una pelotudez.

Tampoco voy a caer la boludez aquella de que los ricos no son felices, y que para tapar su infelicidad se pasean por todo el mundo en un yate cargado de minas y champagne.

Pero si hay algo que tengo claro, es que he llegado a ser un tipo medianamente feliz sin tener dinero.

¿Si me gusta el dinero? Por supuesto que si, creo que a todos nos interesa, pero de ahí a hacer que mi mundo gire solo a su alrededor es muy distinto.

Así que dejado de lado el dinero, creo que mas allá de muchas idas y vueltas soy un tipo que está medianamente conforme con la vida que tiene.

¿Pero, es esta la que soñé? La verdad es que tampoco nunca tuve grandes sueños, como ser un súper héroe, ó un personaje famoso.

Siempre volé mucho mas bajo, un trabajo, una familia, la casa propia, por supuesto la salud y un poquito de dinero como para irme todos los años unos días de vacaciones.

Poder cumplir algunos sueños, como un viaje anhelado, o que los hijos puedan estar en una casa calentita (por supuesto en invierno) y que tengan la oportunidad de poder estudiar (si después no lo hacen, es algo que en cierto modo yo no puedo manejar)

Ahora que lo estoy escribiendo y lo pienso bien, creo que no han sido cosas imposibles y que he sido un tipo de suerte en muchos aspectos de mi vida.

¿Esta es la vida que yo quería? Si lo pienso desde donde vengo y veo a donde he llegado, creo que en parte la deuda está saldada.

Obviamente que siempre nos va a quedar algo en el haber (¿o en el deber?), pero si hay algo de lo que estoy medianamente orgulloso es de haber aprendido a ser feliz con lo que tengo y no a ser infeliz por lo que no.

Por supuesto, que aquellos que me conocen y sobre todo los amigos, saben que hay algo que desde hace muchos años me quita el sueño, pero eso es algo con lo que también hemos aprendido a convivir, y que sabemos con Graciela que lo tenemos que sobre llevar paso a paso. Hasta acá hemos llegado con eso, y mucho mas lejos llegaremos, solo hay que tener esperanzas y fe.

Creo que la pregunta está contestada, pero los hijos deberían ser menos mordaces y hacernos preguntas mucho mas sencillas.( No hay derecho a hacernos pensar tanto y obligarnos a auto analizarnos)

Carlos Ruiz

COMO YO LO SIENTO


No venga a tasarme el campo
con ojos de forastero
porque no es como aparenta
sino como yo lo siento.

Yo soy cardo de estos llanos
totoral de esos esteros
Ñapindá de aquellos montes
piedra mora de mis cerros
y no va a creer si le digo
que hace poco lo comprendo.

Debajo de ese arbolito
suelo amarguear en silencio
si habré lavado cebaduras
pa intimar y conocerlo.

No da leña ni pa un frio
no da flor ni pa remedio,
y es un pañuelo de luto
la sombra en que me guarezco.

No tiene un pájaro amigo
pero pa mi es compañero.

Pa que mentar mi tapera, velay
velay, si se está cayendo,
le han rigoreau los agostos
de una ponchada de invierno.

La vi, la vi quedarse vacia,
la vi... la vi poblarse e recuerdos,
sólo por no abandonarme
le hace pata ancha a los vientos
y con gotera de luna,
viene a estrellar mi desvelo.

Mi canto conserva cosas
guardadas en su silencio,
que yo gane campo afuera
que yo perdí tiempo adentro.

No venga a tasarme el campo
con ojos de forastero,
porque no es como aparenta, sino,
como yo siento.
Su cinto no tiene plata...
ni pa pagar mis recuerdos.

José Larralde

jueves, 3 de diciembre de 2009

El primer hijo ( Carlos Ruiz )

Los ojos negros, muy negros

La mirada firme, muy firme, casi como imponiendo respecto, mirándote fijamente a los ojos, como diciendo acá estoy.

Cuesta creer que un bebe recién nacido tenga esa mirada.

Chiquito, muy chiquito.

Pelos desastrosamente horribles, una mezcla rara de rubio y negro.

Perdido entre una sábana, acurrucado entre los brazos del medico, me mira fijamente y siento como si el mundo se me desplomara.

Tantas veces lo soñé, tanto tiempo lo esperé (como dice la canción).

¿Como será? ¿Se parecerá a mi o a la madre? (yo por supuesto adelante, al fin y al cabo yo soy el que está escribiendo)

Tengo miedo hasta de tocarlo, las manos me sudan, me tiemblan las piernas, tengo una rarísima sensación.

El montón de gente que nos acompaña esa madrugada se agrupa a su alrededor, y su mirada se roba toda la atención.

Ya nació, pero el dificilísimo y dulce dolor de parir un hijo recién comienza.

Pasó el tiempo, creció, cambio su cara, por suerte también cambió su pelo.

Hubo momentos tristes, de incertidumbres, hubo lágrimas, hubo angustias, esperanzas, sonrisas.

Hubo muchísima gente que estuvo a nuestro lado y a pesar de no nombrarlos jamás me olvidé de ninguno de ellos más allá del tiempo y la distancia.

Juntos fuimos construyendo un mundo.

Llegó el hermano, ese que le tolera todo, más allá de que a veces lo hecha a la mierda por que se pone insoportable.

Ese mismo que apenas comenzando a caminar, un día decidió que tenia que protegerlo y causaba gracia viendo como lo cuidada hasta cuando cruzaba la calle y parecía que el era el mayor.

Luego llegó el otro hermano y los dos mas grandes se desilusionaron por que siempre quisieron una hermanita. Hasta nos llegaron a plantear que habría que operarlo y siempre nos quedó la duda si lo decían en joda o lo decían en serio.

Siguió creciendo, llego la escuela primaria y luego el secundario.

Llego su periplo por los secundarios de Roca, el instituto de inglés.

Ese mismo instituto al que una noche lo fui a buscar antes de irme a un asado para que el “nenito no pasara frío”, y resulta que hacía días que no iba, como tampoco iba al colegio.

El tipo había decidido hacerse la “rata“ y esa misma noche como para curarlo de espanto lo llevé a la comisaría 3º, esa que está enfrente de las vías.

Y el milico que me miraba asombrado no entendiendo como un padre “desalmado” había decidido llevar preso a su hijo solo por que se hacía la “rata”.

Pero un día terminó el secundario y comenzó la universidad, y ahí estamos, siempre juntos mientras seguimos aprendiendo a ser padres y a ser hijo, peleando a veces, riendo las más y disfrutando de esas ocurrencias que siempre tiene a flor de labios y que permanentemente nos provoca una sonrisa cuando hablamos con el.

Como cuando le quedo el mote de "negro" , por que nos decia que siempre lo mandabamos a hacer las cosas o los mandados a el, por que era el hombre de "color" de la casa y que a los hermanos no los mandadamos por que eran "blancos" ( en realidad lo mandabamos a el por que era el mas grande)

O cuando hacia llorar a Facundo por que le decia que los rubios como el habian matado a los de su raza y el otro pobre llorando le decia que el no tenia la culpa de tener el pelo amarillo.

Ese es el "negro" , el que siempre esta rodeado de amigos, el que que continuamente nos tiene la casa llena de gente, el que siempre nos esta trayendo a alguien a quedarse y que hace que nuestra casa a veces se parezca a una embajada llena de refugiados ( que por otra parte disfrutamos y nos hemos acostumbrado tanto que a veces cuando no hay nadie de afuera hasta nos parece extraño)

Ese mismo para el cual el momento mas importante del año es el dia de su cumpleaños y que por las dudas ya un par de meses antes nos recuerda dia a dia que se acerca tan "magna fecha".

Ese mismo que es fanatico de todo lo que ama o de lo que hace, el que puede pasar horas escuchando a Eminem y gozar o sufrir como nadie ante los resultados de Boca o del Depo.

El mismo que espera a su mama todas las tardes para tomar unos matecitos, el mismo que se preocupa cuando el "bebe" no llega a la casa ( el "bebe" ya es el doble de grande que el)

No lo queremos más que a los otros, tampoco menos, pero es el primero, con el que hicimos nuestra primera experiencia como padres y que seguramente nos tuvo que aguantar nuestra falta de conocimientos en eso de cuidar una vida.

Quizás solo por eso, hoy estoy escribiendo estas líneas. ( Carlos Ruiz )


Mujer, en un silencio que me sabra a ternura,

durante nueve lunas crecera tu cintura

y en el mes de la siega tendras color de espiga

vestiras simplemente y andaras con fatiga.

El hueco de tu almohada tendra un olor a nido

y a vino derramado nuestro mantel tendido,

si mi mano te toca.

Tu voz, con verguenza, se rompera en tu boca

lo mismo que una copa.

El cielo de tus ojos sera un cielo nublado.

Tu cuerpo todo entero,como un vaso rajado

que pierde un agua limpia.

Tu mirada un rocio.

Tu sonrisa la sombra de un pajaro en el rio....

Y un dia, un dulce dia, quizas un dia de fiesta

para el hombre de pala y la mujer de cesta,

el dia que las madres y las recien casadas

vienen por los caminos a las mismas cantadas;

el dia que la moza luce su cara fresca

y el cargador no carga, y el pescador no pesca...

Tal vez el sol deslumbre, quizas la luna grata

tenga catorce noches y espolvoree plata

sobre la paz del monte, tal vez el villaje

llueva calladamente, quizas yo este de viaje...

Un dia ,.... un dulce dia con manso sufrimiento,

te romperas cargada como una rama al viento,

y sera el regocijo de besarte las manos,

y de hallar en el hijo

tu misma frente amplia, tu boca, tu mirada,

y un poco de mis ojos, un poco , casi nada.... ( Jose Pedroni)





miércoles, 2 de diciembre de 2009

Ser Dios ( Carlos Ruiz )

Ser Dios.

Nunca se le había ocurrido, es mas, casi no le dio importancia cuando el gordo se lo dijo con una sonrisa.

Y ahora no sabe muy bien por que se le cruzó por la cabeza.

Justo ahora, cuando mas concentrado tiene que estar.

Se apoyo firmemente sobre los codos y respiró profundo.

Los ruidos del entorno se fueron aislando rápidamente, sonaban distantes.

A unos metros el jefe permanecía en silencio.

Esto ya lo habían vivido otras veces y sabía que podían estar así un largo rato, hasta que el le susurrara: ahora.

Pueda ser que sea rápido, piensa. Hace frío, y lo siente sobre los dedos desnudos.

En esta circunstancia nunca pudo usar guantes, siente como que pierde sensibilidad, y que los dedos no acaten con suficiente celeridad la orden del cerebro.

Bah, son solo mañas ó costumbres.

Una piedrita que quedó a la altura de la cintura le está molestando, y se mueve apenas un milímetro acomodando el cuerpo, pero es suficiente para perderlo por un segundo de vista.

Lo busca rápidamente y otra vez lo tiene ahí.

-Rápido por favor, terminemos esto.

Ya desde hace un tiempo se da cuenta que por momentos la impaciencia le va ganando la pulseada. El siempre creyó que a mayor edad, mayor aplomo.

En realidad hubo un tiempo que sintió que había llegado a la plenitud, se sentía tranquilo y el trabajo lo hacía bien y a conciencia. Era como ir a la oficina todos los días y hacer que el trabajo simplemente saliera perfecto, cada papel en su lugar.

Era un tiempo en el que disfrutada del momento, del trabajo bien realizado, de la palmada en la espalda como signo de aprobación.

Palmada que necesitaba, casi como la caricia que recibe un perro después de una tarea bien realizada.

Quizás todo su trabajo fuera un pequeño escalón para llegar a la palmada de aprobación.

Eran como bastones en los que se iba apoyando para llegar a lo que siempre había buscado: el pequeño gesto de aprobación, el guiño cómplice, la palmada en el hombro.

El sabía que en esto no existen las palabras grandilocuentes, ni los homenajes.

Solo eso, la aprobación casi en silencio.

Pero el se sentía útil y sabía que siempre iban a pensar en el en primer lugar.

Y el siempre estaba ahí, sentado en un rincón esperando el llamado, la pequeña seña casi sin palabras.

No importaban las horas de espera, el estaba ahí.

Cuando llegaba la noche y los pasillos se comenzaban a quedar en silencio, se levantaba lentamente y se encaminaba a la salida.

De todas maneras sabía que en cualquier momento podía sonar el teléfono y la voz del otro lado simplemente le diría que había trabajo.

Y en ese momento se sentía pleno, renovado, vivo.

Caminaba rápido, silbando bajito, casi sonriendo.

Se sentía pleno, había trabajo.

Y una vez ahí, en ese momento, todo el mundo giraba a su alrededor.

Es más, todos se corrían unos metros, dejándole su espacio. Ese espacio que nadie se animaba a invadir, ni siquiera el jefe. En ese momento el era el jefe, el dueño, el amo.

El los presentía, uno metros mas allá mirándolo respetuosamente.

Nada ni nadie osaría en ese momento discutir su autoridad.

Esa autoridad que no estaba impuesta con palabras.

Si, ahora que lo piensa bien, en ese momento se sentía Dios, el dueño de ese lugar que se supo ganar con el tiempo.

Antes que nada sabiendo acatar las órdenes.

Las órdenes no se discuten, se acatan.

Eso fue lo primero que le dijeron cuando llegó y se convirtió en su frase de cabecera.

Ser Dios.

La pucha, nunca lo había pensado así.

Lo miró a la distancia y lo sintió así.

El era el dueño de la vida y de la muerte de esa persona, la cual ni siquiera sabia que el lo tenía desde hace un largo rato en la mira.

Con la mira le busco el rostro, y en un momento que giró la cabeza lo miró directo a los ojos y pensó “ estás en mis manos, yo soy el dueño de tu vida, el que decide si hoy podrás llegar o no a tu casa”.

Ese pensamiento le produjo un pequeño temblequeo en el cuerpo ¿quien era el para tomar semejante decisión? No, eso no estaba bien, y por primera vez dudó.

¿Tendrá familia? ¿Lo esperará un hijo como a el?

No, no debería hacerlo. El no se tenía por que arrogar semejante decisión.

La vida ó la muerte.

Ser Dios.

Lo volvió a mirar directamente a los ojos, sonrió levemente y apretó el gatillo.


Carlos Ruiz