jueves, 12 de noviembre de 2009

PANDA GENIAL

Lo que esta a continuación no lo escribí yo.
Esto fue escrito por el hijo de un amigo, que hace unos meses y con solo 22 años, la maldita muerte se lo llevo de nuestro lado.Espero que les guste y prometo de a poco seguir poniendo en este Blog, otras cosas maravillosas que escribió y que por suerte pude guardar.( Espero que alguna vez esto sea leído por ,esa hoy pequeña bebe, que no pudo conocer a su papá)

Si no estas más en mi vida, debe ser porque me fui de la tuya. Y mi viaje empezó hoy, cuando corté en diagonal por el parque central.
Hoy tomé mis palabras en vano, mi espera sin porque, mis lagrimas para nadie y las enterré en lo mas profundo de mi olvido.
No encontré formas de decirte lo mal que me siento y lo bien que quiero que estés, a pesar de que no vas a estar conmigo.
No puedo retenerte en el sueño que soñé para nosotros porque ya no estabas en la realidad en la que dormía y lo creaba.
Seguramente, al igual que yo, saliste a la ruta de la vida a buscar el sueño que te muestre la pierna en algun parador camionero.
Es triste pero es. No estuviste cuando rocé la locura, me hiciste falta cuando la tristeza me ahogaba, me mataste cuando negaste lo que siento por vos.
Qué es lo que no te doy? Qué más puedo hacer? Cuanto más debo esperar? Será que faltaron las noches completas? Le habremos puesto el final antes de empezar? Y si volvieramos a empezar? No quiero las respuestas, solo siembro las preguntas mientras camino alejándome de vos para que alguna vez florezca una lección digna de aprender.
Estoy seguro de que extrañás lo que tuvimos porque yo lo extraño y soy el otro protagonista de esa novela en la que nadie comió perdices.
Diciendo esto no busco tu lastima por no corresponderme, ni tu perdón por las palabras que usé, ni mucho menos tu atención. Me lo estoy diciendo a mi también, porque fuí yo el que dejó que entraras a mi corazón, a pesar de las advertencias de la lógica sobre mi almohada.
Si alguna vez, caminando lento y constante, llego a algún lado, te voy a invitar para que lo disfrutes conmigo. Tal vez podamos ser felices en ese capítulo. Puede que seamos novios de esos que caminan de la mano sobre el sendero del pasado, tal vez podamos estar recostados hasta el mediodía en la cama del que dirán. Ojalá que en ese caso te entregues completa, no me prejuzgues, te des cuenta de lo que siento por vos.
Mañana te voy a ver como muchos de mis dias como si fuera mi castigo por no haber notado que era poco para vos o no era lo mucho que esperabas.
Y suenan violines y música triste cada vez que pienso en esos momentos que eran como hielo al sol.
Hasta un próximo verano en el que las semanas tienen tres dias, mejor dicho, tres noches.

Alejandro Lagos ( Panda )

jueves, 5 de noviembre de 2009

IMAGENES ( Carlos Ruiz )

Desde que edad comenzamos a tener recuerdos? desde los tres ó cuatro años? O antes?
Hay veces que trato de hacer memoria y las imágenes se me vienen como en un flash, como pequeños cortos de película en las que me parece verme como en tercera persona, como si no fuera yo.
Y veo la imagen de un niño siempre cerca de su mama.
Ahora que lo pienso bien, en esas imágenes siempre está mi mama cerca.
Como aquella vez que mirábamos un desfile en el centro de Bariloche y de pronto el cielo se comenzó a poner oscuro, y sol se ocultó a mitad de la tarde y la ciudad se vistió de penumbras.
La gente miraba el cielo y señalaba algo, pero yo no comprendía que pasaba.
La próxima imagen es mi mama sacándose el pañuelo de su cabeza y poniéndomelo sobre la mía.
Cuando comenzábamos a subir las escaleras rumbo a la parte alta de la ciudad me di cuenta de lo que pasaba: una fina llovizna de cenizas comenzaba a cubrir todo.
Años después me contaron que en Chile había explotado un volcán.
De esa misma época también tengo otro recuerdo asociado con un volcán, pero lo que no consigo es ponerlos en el tiempo, si fue antes o después del primer suceso que les cuento.
El día estaba hermoso y a la habitación entraban a pleno los rayos del sol.
Yo estaba en la cama, según me contaron después, por que tenía sarampión.
La habitación la recuerdo como si fuera muy grande y con pisos de madera.
De pronto siento que la cama se mueve y se comienza a deslizar hacia una de las paredes. Esto me causó gracia y me veo sonriendo.
De pronto aparece mi madre en la puerta y avanza como puede agarrándose de las paredes e intentando llegar hasta a mi.
Me saca en brazos y veo al resto de la gente de la casa en el medio del patio, y como la pequeña quinta que está en el fondo se mueve hacia arriba y abajo , como si fuera una sábana movida por dos personas tirando uno de cada punta.
Pegado a la cerca que separaba el patio de la quinta había un pequeño tonel lleno de agua que se comienza a bambolear, hasta que sale rodando hacia el frente de la casa.
Todos seguíamos muy juntos unos de otros y siempre en el medio del patio.
Poco a poco volvió la calma y cuando íbamos a entrar a la casa, llega corriendo Lito, y me acuerdo como si fuera hoy su cara de asustado.
El estaba en el colegio y el maestro que les daba clase se asustó y los dejó solos, y ellos se escaparon como pudieron cada uno para su casa.
Cuanto hay de verdad en todo esto? Habrá sido como yo lo recuerdo? O con los años mi mente lo fue adornando y lo convirtió en esto que hoy lo llevo en mi cabeza como si fueran pequeños retazos de una película?
La otra imagen que tengo de ese mismo tiempo, es a la Chonina lavando ropa en el costado de la casa, y su cara llena de lágrimas mientras me abraza y me besa.
Luego tomado de la mano de mi mamá nos comenzamos alejar.
Me acuerdo haberme dado vuelta una vez más y verla inclinada sobre la pequeña pileta sin poder contener el llanto.
Con mi mamá nos estábamos yendo de Bariloche, y pasarían unos cuantos años para volverla a ver.
Luego me veo bajándonos del tren en el medio de la noche, en una pequeñísima estación apenas iluminada por un foquito.
Y el silbido del viento, y un banco de madera en el que nos sentamos.
Luego es como si la película se cortara y de ese viaje ya no tengo más recuerdos.
Con el tiempo supe que esa estación era en Comallo, en plena estepa patagónica, y estábamos de paso rumbo a Cerro Policía.
Allí debimos estar hasta la madrugada para luego tomar el colectivo de la cooperativa El Valle, que en ese tiempo hacia el recorrido hasta General Roca.
Pero nosotros nos quedaríamos a mitad de camino, en Cerro Policía en la casa de mi abuelo Bustos, hasta donde después nos vendría a buscar el Pancho.
La Lola y yo comenzábamos una nueva vida.

Carlos Ruiz

El Viaje mas largo del Mundo ( Carlos Ruiz )

Es sábado al medio día.
La vereda es un caos por la que corren un montón de chicos esquivando bolsos e improperios.
Nos amontonamos estirando el cuello tratando de ver el pequeño cartel sobre los parabrisas de los colectivos que se acercan y que nos van indicando los destinos.
Allá en la esquina y bajando de las vías veo a uno que tiene un cartel con mi destino.
Por mas que me apuro, quedo casi al final de una desordenada cola de mujeres, niños y hombres, que sin dudas son mucho mas cancheros que yo, en esto de tomar colectivos a estas horas.
Poco a poco me logro acercar hasta la escalerilla y me tomo del pasamanos que esta a un costado de la puerta , tratando de hacer equilibrio para no caerme ante los empujones de una señora mas bien gordita que pugna por no quedar abajo.
El conductor pide por favor que le demos monedas, por que el no tiene cambio, a lo que una señora con un bebe en brazos le dice que ese es un problema de el y de la empresa , que tienen la obligación de tener cambio, y que si no tienen , ella va a viajar sin pagar.
El hombre ni siquiera la mira, acostumbrado a este tipo de planteos.
Yo por las dudas reviso, como puedo el pequeño bolsillo de mi pantalón buscando alguna monedita, no sea que me rete por no pagar con cambio.
Pero claro, esto no es tan sencillo si con una mano te estas agarrando del pasamanos tratando de evitar que no te dejen abajo, y en la otra tenés un bolso, por lo que cuando logro sacar una, esta se me escurre rápidamente de los dedos y la veo como comienza un alocado viaje hacia la parte de abajo del colectivo.
La miró casi con desesperación, pero ya no puedo hacer nada.
No me queda otra que sacar el billete de diez pesos del bolsillo de la camisa y extendérselo al chofer.
Este me mira de mal modo y siento como un calor me comienza a recorrer el cuerpo y la cara se me enciende , e intento una explicación , pero solo me sale un balbuceo inentelegible , que me hace dar aun mas calor , y casi le veo al guacho del chofer como una mueca de sonrisa disfrutando el momento.
Me parece que todo el mundo me esta mirando, pero después me doy cuenta que en realidad nadie me prestó la menor atención.
Me acomodo como puedo casi al final del pasillo, en uno de los asientos que está desocupado.
Por lo menos en esto tengo suerte, en el asiento de al lado hay una chica de unos veinte años que luce una pequeña minifalda.
Tiene el pelo muy largo, como me gusta a mi, y una boca con unos labios hermosos.
Al sentarme ensayo una sonrisa intentando ser amable, pero me mira con indiferencia y continua mandando mensajes con el telefonito.
Hace calor , pero parece que el único que lo noto soy yo.
Me tendría que haber comprado una botellita de agua en el kiosco de la terminal.
Al colectivo todavía le quedan unos minutos para salir ¿ y si me bajo de una carrerita y me compro una ? ¿ y si se me va cuando me bajo ? No, mejor me las aguanto.
Antes de que salga el colectivo una señora con varios bolsos alcanza a subir.
Ya no quedan asientos, y son varios los que están parados.
La miro y le hago señas, de que se acerque para darle el asiento. Casi me siento un héroe, pero me parece que nadie lo nota, ni siquiera mi ocasional acompañante, que sigue de lo mas entretenida mandando mensajitos.
La señora se abre paso a los empujones y llega al asiento, me da las gracias y acomoda su pesado cuerpo en la butaca.
La miro de reojo y veo que está transpirando.
En ese instante me doy cuenta de que el olor a transpiración que se comienza a sentir es bastante fuerte.
Cuando estaba intentando acomodar la espalda contra el respaldo de uno de los asientos, veo que un muchacho que estaba sentado atiende el celular y a continuación se levanta y sale del colectivo.
Con el que estaba enfrente mío nos miramos, y antes de que se alcance a mover, le gano de mano y me siento.
- Jeje, te gané, pienso para mis adentros y vivo el instante como si hubiera hecho un gol en una final. ¿se habrá dado cuenta que me estaba sonriendo?
Después de unos instantes, por fin el colectivo se pone en marcha.
El colectivo se bambolea hacia uno y otro lado y cierro los ojos. Poco a poco logro aislarme, y el bullicio de la gente dentro del colectivo comienza a sentirse como si estuvieran muy lejos.
Siempre tuve mucha facilidad para dormirme en los colectivos, o por lo menos aislar por completo mi mente y pensar en nada.
El colectivo comienza a circular por las poceadas calles de la ciudad, y al llegar a cada esquina siento el rechinar de los frenos.
Hacemos una cuadras, cruzamos una rotonda, y ahora si la calle se convierte en algo parecido a una ruta.
Siento que el colectivo levanta velocidad y el andar se hace mas sereno. Sigo con los ojos cerrados y me comienzo a adormecer.
Que estará haciendo de comer Graciela? espero que algo rico.
Menos mal que pude hacer todas las cosas a la mañana, así la semana que viene no tengo que volver.
Después entre como en una especie de letargo y mi mente pasó rápidamente del pensamiento de la comida , al partido de futbol de mañana, luego fue hasta el río, para luego volar hasta ese lago en el que estuvimos en el verano, para volver nuevamente a la casa en la cena de anoche con los amigos.
Esto es lo lindo de viajar sin tener que manejar, por que al viaje en si lo acompañas por otro viaje mas lindo, el de la ilusión, los sueños y de los pensamientos que nos pueden reconfortar, dejando siempre afuera aquellos que nos pueden hacer sentir mal.
De pronto el sonido del timbre me saca de mi sopor, y siento como el colectivo comienza a disminuir la velocidad y comienza a bajar a la banquina.
Miro por la ventanilla y casi no reconozco el lugar.
De pronto me doy cuenta.
¡¡¡ Huy, la puta, me pasé de largo como diez cuadras!!!
Me tendría que haber bajado enfrente de la carnicería, ahora voy a tener que dar toda la vuelta.
Aprovecho que para el colectivo y me bajo.
El colectivo se va lentamente levantando tierra de la banquina.
Bueno, voy a tener que caminar.
¿Me quieren decir para que me tome el colectivo que va a Stefenelli ? si al fin al cabo hasta el barrio hay solo quince cuadras.
Si lo hubiera hecho caminado ya hubiera llegado a casa y por lo menos no me iba a ver como un ridículo volviendo caminado para atrás, por que me pasé de largo.
Hacia un buen tiempo que no andaba en colectivo, y pensándolo bien, a sido toda una aventura.
Pero una aventura que no se la pienso contar a nadie. Menos mal que en el colectivo no venía ningún conocido.
En eso siento una bocina. Me doy vuelta y veo a Graciela estacionando a mi lado. Ha ido a buscar a su mamá.
¿De donde venís? ¿Por que venís del lado de Stefenelli?
Me quieren decir como le explico que tomé el colectivo urbano y me quedé dormido y me pasé de largo.

Carlos Ruiz